Llegué por un corredor,
recorrí cada línea de tus delirios.
El reloj caminaba con pasos agigantados,
los pies agitados,
y el tiempo me empujaba
a las fuentes del presente inapacible.
Bebí la esencia de tus besos,
recorriste cada uno de mis delirios.
El tiempo parecía fabricarse en tus manos,
parías cada segundo,
y me arrastrabas hasta el agua,
a las fuentes donde siempre quise mojarme.
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