martes, 20 de mayo de 2008

Caballo de metal


Verano.

El sol hace brillar el oro de mis crines hiladas,

al son que las derrite.

La lluvia moja mi cuerpo inoxidable.


Otoño.

Hundido en mi armadura galopo fuerte como el acero,

suave como la plata.

El viento golpea mi dura y pesada cabeza.


Invierno.

Llevo una coraza que me envuelve hasta los huesos,

tengo corazón de alpaca.

Frío como una piedra me acurruco en la hierba.


Primavera.

Quiero el aroma de las flores que no puedo oler ni ver,

quiero su color.

Me conformo con sentir la tibieza de estación.


Estío.

La quietud ha adoptado hasta mis más pequeñas piezas,

hace siglos que no como.

Soy caballo de metal, ni alegre ni desdichado.



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